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miércoles, 16 de junio de 2010

La pelota no dobla

No importa la rosca que se le meta, ni si se juega por abajo, ni por arriba, ni con Iniesta descosiéndose la zapatilla, ni con un Cristiano "hay que cheto que soy" Ronaldo desgañitándose por sus ocasiones perdidas. Las pelotas que entran son las rectas, las directas, los tiros certeros, los cabezazos descomunales como el de Heinze. Pareciera que Sudáfrica está en la altura o, me parece más adecuado, que los equipos no están a la altura de las circunstancias que este Mundial africano merece.

La pelota no dobla, señores. Entonces necesitamos de una vez al fútbol que nos gusta a todos, el del toque y la gambeta, el del Messi nuestro de cada día, el inteligente, el oportuno, el que no se produce por el pelotazo ¡pum para arriba!, el que baja como un toque mágico cuando la tocás tres veces y el corazón se te detiene un momentito nomás. Hay quienes le echan la culpa a la pelota, sí, pero esta pelota es increíblemente certera en hacer extremas ciertas virtudes que tiene el fútbol: los arqueros que se estiran, los equipos que tienen que jugar en equipo y la concentración, la inteligencia futbolera, que tiene que aparecer en los pies de los que más saben. Si al fútbol se puede jugar con una media, también se puede jugar con esta liviandad.

El fútbol que esperamos de un Mundial aún no llegó. Los candidatos han sido fieles a lo que son. ¿O es que esperábamos que Italia pasara del empate eterno de su historia? ¿Y España podía no perder cuando se enfrenta a una situación gigante? ¿Brasil podía empezar un Mundial a pleno? Los únicos que han rajado la tierra del fútbol han sido Alemania y Argentina, ambos jugando un magnífico fútbol sudamericano.

Para que la pelota doble, hay que meterle rosca, por que así nomás, no lo hará.

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